El 16 de junio de 1822 en medio de cohetes,
fuegos artificiales y repiques de campanas, el Libertador conoció en Quito a
Manuela Saenz, el gran amor de su vida y su mas fiel defensora. Ese día,
Bolívar entró en Quito, entre aclamaciones, recién liberada la ciudad del
dominio español. Sucre, el héroe de la batalla de Pichincha le precedía. Desde
los balcones les eran lanzadas flores por bellas y jóvenes mujeres del pueblo.
Entre ellas se encontraba Manuela Saenz, la cual contaba con 24 años para el
momento. Manuelita Saenz será el gran amor de Bolívar hasta 1830. Se mantuvo
leal a la memoria del Libertador hasta morir.
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