Marú Henríquez nació en Caracas el 23 de agosto de 1990. El Tigre, estado Anzoátegui, la recibió cuando tenía seis años de edad. Su familia por la parte materna canta, improvisa y baila. Y comenzó a cantar adolescente. Tenía 16 años cuando por primera vez se acercó a un arpa para soltar su voz en tono de Mi menor, interpretando un pajarillo escrito por su tía Soila Castrillo Romero, con el título de “Soy Venezuela canción” en el festival Voz Liceísta. No tuvo figuración. Pero allí comenzó todo. Todo el amor que siente por la música llanera.
Al abandonar la etapa liceísta ingresa a la Universidad Politécnica Territorial José Antonio Anzoátegui en El Tigre. Allí se incorpora a la agrupación Los Copleros Universitarios, con los que viajó por varias ciudades del país. Hubo mucho trabajo en escenarios. Fue una etapa de aprendizaje. Ella tenía preferencia por el género recio. Participó en el festival Panoja de Oro en 2011. No clasificó.
Confiesa que después de su incursión en el Panoja de Oro, vino un proceso de maduración. Fue una etapa de reflexión sobre su carrera artística. Guardo reposo o especie de retiro voluntario. Se interrogaba sobre qué tipo de música quería hacer y proyectar. Así cree que descubrió que su verdadera vocación como cantante de música llanera se adapta y le da mejores resultados con la en la tendencia del género pasaje. Fue el nacer de una segunda pasión por la música criolla.
Con esta serie de realizaciones personales, el siguiente paso en la vida de Marú Henríquez fue la grabación de su primera producción discográfica: “Vengo a traerles mi canto”. El trabajo salió con la primeras lluvias de 2017, en mayo, con el aroma de los lirios que perfuman la sabana, diez canciones que fluyen desde lo recio hasta lo estilizado.
Vengo a traerles mi canto
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