Mediante un decreto promulgado el 27 de marzo de 1874 por el presidente Antonio Guzmán Blanco, la iglesia de la Santísima Trinidad de Caracas fue transformada en Panteón Nacional, con el objeto de conservar los restos de los Próceres de la Independencia y de las personas eminentes. Con relación a la vieja iglesia, la misma había sido construida por Juan Domingo del Sacramento Infante a mediados del siglo XVIII, pero fue destruida casi totalmente por el terremoto de 1812. Por tanto su lenta reconstrucción continuó bajo la dirección de varios ingenieros y al declararla convertida en Panteón Nacional, no estaba terminada aún. Por otra parte, la escogencia de este templo para tan particular destino era motivada por sus antecedentes históricos: a su regreso desde Santa Marta, en 1842, los restos del Libertador Simón Bolívar habían sido depositados temporalmente en esa iglesia. En ella también fueron sepultados, en 1851, los restos del marqués del Toro y más tarde, los de José Gregorio Monagas, Andrés Ibarra y Ezequiel Zamora.
El decreto de Guzmán Blanco fue acompañado por la orden de la terminación de sus fachadas en base al proyecto que para la iglesia había diseñado el ingeniero José Gregorio Solano en los años 1853-1858. Los trabajos fueron conducidos por los ingenieros Julián Churión, Juan Hurtado Manrique, Tomás Soriano y Roberto García, inaugurándose la obra el 28 de octubre de 1875. No obstante, la verdadera consagración del edificio se efectuó el mismo día de San Simón un año más tarde (28.10.1876), cuando se trasladaron desde la catedral los restos del Libertador.
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