José Félix Ribas (Caracas, 19 de septiembre de 1775-Tucupido, 31 de enero de 1815) fue un militar venezolano y prócer de la Independencia de Venezuela. Fue el último de once hijos de una familia distinguida y aristocrática de Caracas, hijo de Marcos José Ribas y Béthencourt Rodríguez de Talavera y Llerena y Petronila Herrera de las Mariñas Mesones y Liendo. Recibió una educación de calidad desde pequeño y asistió al seminario, sin embargo, decidió dedicarse a labores agrícolas en sus tierras y propiedades. A los 21 años, se casó con María Josefa Palacios, tía de Simón Bolívar. El 8 de mayo de 1799, a los 24 años, presenció la ejecución de José María España en la Plaza Mayor de Caracas, razón por la cual se convirtió en un defensor radical de la causa independentista y republicana. Para 1808, empezó a asistir a reuniones de carácter conspirativo en la ciudad de Caracas y se involucró en la Conspiración de 1808, pero fue hecho prisionero después de su fracaso. En 1810, participó en las reuniones de la Sociedad Patriótica y junto a su hermano mayor Francisco José Ribas, formó parte de la Junta Suprema de Caracas
Inició en la carrera militar con el grado de Coronel, siéndole encomendado el batallón de Milicias Regladas de Blancos de Barlovento en 1812. Se combatió bajo las órdenes del general Francisco de Miranda, y luego asumió la comandancia militar de Caracas. Debido a la caída de la Primera República, en julio de ese mismo año, se exilió en Curazao, y después en Nueva Granada junto con Simón Bolívar, con quien realizó la campaña admirable. Después que finalizará la campaña exitosamente y obtuviera sus primeras victorias militares en Niquitao y en Los Horcones, fue ascendido a general de división y comandante general de Caracas, con el que obtuvo un triunfo contundente en la Batalla de Vigirima el 23 de noviembre de 1813. El 12 de febrero de 1814, previo a los acontecimientos de la Batalla de La Victoria, pronunció una arenga que fue dirigida a los adolescentes y estudiantes universitarios inexpertos en la guerra, que lo acompañaban a enfrentar a José Tomás Boves:
Soldados: Lo que tanto hemos deseado va a realizarse hoy: he ahí a Boves. Cinco veces mayor es el ejército que trae a combatirnos; pero aún me parece escaso para disputarnos la victoria. Defendéis del furor de los tiranos la vida de vuestros hijos, el honor de vuestras esposas, el suelo de la patria; mostradles vuestra omnipotencia. En esta jornada que va a ser memorable, ni aún podemos optar entre vencer o morir: ¡necesario es vencer! ¡Viva la República!
Soldados: Lo que tanto hemos deseado va a realizarse hoy: he ahí a Boves. Cinco veces mayor es el ejército que trae a combatirnos; pero aún me parece escaso para disputarnos la victoria. Defendéis del furor de los tiranos la vida de vuestros hijos, el honor de vuestras esposas, el suelo de la patria; mostradles vuestra omnipotencia. En esta jornada que va a ser memorable, ni aún podemos optar entre vencer o morir: ¡necesario es vencer! ¡Viva la República!
Luchó vigorosamente en la Batalla de Urica en donde las fuerzas del ejército republicano fueron derrotadas, pero José Tomás Boves fue asesinado. Luego, fue derrotado nuevamente en un intento desesperado de ofrecer una última resistencia a Francisco Tomás Morales en la Quinta Batalla de Maturín. Después de esto intentó huir, pero fue traicionado por un esclavo llamado Concepción González, y posteriormente capturado en los alrededores de Valle de la Pascua. El 31 de enero de 1815, sometido a numerosas vejaciones por parte de sus captores, fue fusilado a los 39 años en la Plaza Mayor de Tucupido, estado Guárico. Su cuerpo fue desmembrado y su cabeza fue enviada a Caracas, donde las autoridades realistas la frieron en aceite y la colocaron en exhibición dentro de una pequeña jaula para desalentar a los patriotas.
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