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Francisco Rodríguez del Toro


Francisco José Rodríguez del Toro e Ibarra (Caracas, Capitanía General de Venezuela, 11 de diciembre de 1761 - Ibídem, 10 de mayo de 1851), fue general de división del ejército libertador de Venezuela. Hijo mayor de Sebastián Rodríguez del Toro, III Marqués del Toro y de Brígida Ibarra. Es usualmente mencionado en la historia de Venezuela como el marqués del Toro, a pesar de que renunció a dicho título al momento de sumarse a las filas de la independencia. Egresado de la Universidad de Caracas como bachiller en leyes (abogado) fue procurador de la ciudad de Caracas y regidor perpetuo de su ayuntamiento. Se desempeñó igualmente como coronel del batallón de milicias de los Valles de Aragua.

Desde 1808 figura activamente en la causa patriota, teniendo importante participación en la llamada Conjura de los Mantuanos de 1808, en las reuniones de la Cuadra Bolívar, en la conspiración del cuartel de la Misericordia de marzo de 1810 y en la revolución del 19 de abril de 1810. Fue el primer general del ejército venezolano y el primer comandante de sus tropas. En 1810 bajo mandato de la Junta Suprema de Caracas buscó incorporar a la causa emancipadora las provincias de Maracaibo y Coro que desde el principio de la revolución se mantienen fieles al Consejo de Regencia. Destaca en esa campaña la batalla de Coro en la cual las tropas expedicionarias se enfrentaron sin éxito a los realistas. Diputado electo al congreso de 1811 fue firmante del Acta de Independencia de Venezuela el 5 de julio de 1811, así como signatario de la primera constitución de Hispanoamérica el 21 de diciembre de ese año. En 1812 comandó las tropas republicanas en el asedio a la ciudad de Valencia, la cual se encontraba bajo control monárquico. Ante los reveses sufridos por los patriotas en diversos frentes le fue ofrecida la dictadura por el congreso, la cual declinó, siendo ésta subsiguientemente ofrecida a Francisco de Miranda quien si la aceptó. Al encargarse Miranda de la jefatura de la campaña el marqués siguió sirviendo en la misma como segundo al mando. En la fase final de la Primera República intentó reclutar un nuevo ejército en los Llanos para tratar de hacer frente al indetenible avance de las fuerzas realistas de Domingo Monteverde. Su gestión fracasó, pues no encontró en aquellas poblaciones gente dispuesta a ayudar a la República, más que la veían representada por este aristócrata. El marqués, viendo su fracaso se marchó a Cumaná y de allí siguió a la isla de Grenada. Algunos historiadores han contrastado el coraje personal del marqués del Toro con sus limitadas dotes militares. Al referirse a la primera campaña de las armas republicanas José Gil Fortoul señala: "El marqués general bisoño pero altivo, hidalgo y patriota revolucionario desde 1808, hizo gala en toda ella de gallarda valentía personal". En igual sentido se sentido se expresa Caracciolo Parra Pérez al afirmar: "El mando republicano estaba al mando de un hombre cuya bravura personal estaba fuera de toda duda pero absolutamente desprovisto de pericia militar". Sin embargo esta visión no es aceptada por otros historiadores venezolanos como Lino Iribarren Celisnnn, Tulio Febres Cordero y Aníbal Laydera Villalobos quienes presentan al marqués del Toro como un general hábil y conocedor de su oficio.


Firmada la capitulación de San Mateo (1812), se refugió con su hermano el general de división Fernando Rodríguez del Toro en Puerto Españan, Trinidad, colonia inglesa para la época. Ya en la cincuentena se dedicó allí a cuidar a este último quien había quedado mutilado e inválido como resultado de las acciones militares del asedio de Valencia en 1812. Regresará a la patria junto a su hermano trás obtenerse la independencia en 1821.

Entre 1823 y 1824 se desempeñará como intendente (gobernador civil) de Venezuela y entre 1826 y 1827 como comandante de armas de Caracas. A partir de 1825 habría de habitar en su célebre Quinta Anauco donde hospedará al Libertador Simón Bolívar durante su última estadía en Caracas y donde invitará con frecuencia a las figuras fundamentales de la vida pública venezolana y a los próceres sobrevivientes de la independencia. En el año de 1840 participa como uno de los fundadores del partido liberal encabezado por Antonio Leocadio Guzmán. En 1842 fue designado para encabezar la comisión que habría de acompañar la repatriación de los restos del Libertador desde Santa Marta, privilegio que debió declinar en virtud de superar ya los ochenta años.

Al momento de su fallecimiento el 10 de mayo de 1851, próximo a cumplir los noventa años, era el último de los firmantes del acta de la independencia así como el decano de los próceres militares de la patria, por lo que sus funerales constituyeron un evento de gran trascendencia nacional. Los restos del marqués del Toro se encuentran en el Panteón Nacional en Caracas. Tras la inauguración del Panteón Nacional el 28 de octubre de 1875, los restos de Francisco Rodríguez del Toro fueron junto a los de José Gregorio Monagas, Juan Crisóstomo Falcón y Ezequiel Zamora los primeros en ser trasladados al recinto.

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